Siempre se acostumbra a escribir grandes artículos de vinos que nos aconsejan que beber en nuestros compromisos gastronómicos durante estas fechas tan señaladas. Yo este año he preferido contaros lo que la vida me ha permitido beber con mis seres más
queridos durante estas fechas.
No os quiero volver loco y aunque he tenido muchas reuniones familiares y de amigos queridos me centraré en los momentos más especiales y sus vinos que marcaron el momento, reflejo de la alegría del encuentro.
Una de las reuniones más cariñosas es aquella que mi familia y la familia de José Antonio, mi intimo y uno de los mejores amigos de mi vida, y cuento tres, pudimos reunirlas al completo después de tres años sin tener esa posibilidad. Éramos 10 y el vino no falto, lo celebramos con un magnum y una botella ¾ del mismo vino y de ahí pasamos a los juegos enológicos y abrimos tres añadas diferentes de Mas de Leda, fueron la 2004, 2006 y 2012, todos coincidimos que la más vieja era la ganadora de esta batalla tan singular. De este juego continuamos con otra cata vertical en los postres con Mis 2 Estrellas de las añadas 2018, 2019 y la actual 2021 y volvió a ganar la más vieja y como no somos de copas decidimos despedirnos con el vino de otro amigo que siempre nos trae recuerdos de la visita familiar que hicimos juntos a sus bodegas, un magnum de Mauro V.S. 2019, ¡que buen final!
Otro momento estelar fue la cena del 24 donde Duby y yo nos centramos en vinos franceses de Burdeos, Borgoña y Champagne. Nos llamo la atención de forma especial el champagne elegido Charles Mignon Cuveé Comte de Marnet Brut Grand Cru, no menos fueron los blancos franceses y principalmente el de Chateau Valandraud.
Otro momento estelar fue el primer encuentro face to face con mi amigo Eliseo en Diciembre, nos fuimos de restaurantes y terminamos en Manzil, digno de recomendar, empezamos con el fino Inocente de Valdespino y después de los entremeses en la misma barra de la cocina pasamos a la mesa para hacer una comida acompañada solo de vinos blancos, empezamos y decidimos terminar con el mismo vino, el nuevo blanco de Roda, Roda I blanc 2019, un vino formal, bien equilibrado, singular, fresco con una perfecta acidez.
Quiero recordar una cena entrañable con mis ahijadas junto a mis hijos que la vida los había distanciado durante estos tres años de ausencia por sus estancias en el extranjero. Empezamos con un blanco de Avantia Godello Fermentado en Barrica 2021 para pasar al Breca 2020 ambos de Jorge Ordoñez.
Y como momento crucial de diciembre el almuerzo de navidad con mi madre, ya cuenta con 87 años y sigue tan viva como los vinos que disfrutamos en este encuentro, Champagne Rosado de Charles Mignon, sorprendente rosado, después continuamos con un blanco de Godello O Luar do Sil de la finca Corgomo 2020 y terminamos con un tinto singular como es Nido 2020, tiramos la casa por el balcón, la ventana sequedo chica, pero la ocasión bien la merecía. Para los postres utilizamos en esta ocasión un P.X. viejísimo de montilla Moriles de Alvear solera fundacional.
Aquí tenéis una muestra de vinos que muy bien podría haber acompañado vuestros momentos especiales y espero que hayamos coincidido en algunos de los vinos por que en los momentos seguro que compartimos más de uno de esos días felices de la vida.