Mi nombre no importa, pero tengo 23 años, me gusta el vino y, como yo, tengo muchos amigos que cada vez más se acercan a esta bebida tan especial. Con ello quiero contar mi experiencia de cómo me pude introducir en esta bebida.
Me alegro de ser niño de Fanta y Coca-Cola y no de cerveza, pues creo que no hubiera llegado de la misma forma a este maravilloso mundo del vino.
Algo de culpa también tienen mis padres. Empecé por escucharlos, verlos disfrutar y comentar los vinos en sus conversaciones. También algo de culpa tiene el hecho de dejarme primero olerlos y luego mojarme los labios, y no he salido alcohólico, no me gustan las bebidas largas, ni la cerveza (no quiero decir que el que beba estas bebidas sea alcohólico) pero estoy seguro de que disfrutan menos que yo.
Como decía, pase de los refrescos al vino y me alegro mil veces de ello, pues pude comenzar por los vinos más sencillos e inclusive algo dulces. Ahora no es que no los pueda tomar, que también tienen su momento, sino que con el tiempo y el consumo me gustan otro tipo de vino…. y sí, son más caros jajajajaja.
Empezar por sabores que reconocía creo que me ayudo a hacerme amigo del vino y buscar algo más en sus aromas y gusto, ya que me emocionaba el reconocer algo de sus aromas.
También me ayudo el no saber nada de vinos. Pude expresar más libremente mis sensaciones, a mi forma, con fáciles símiles que mis padres y amigos supieron entender y explicarme más profundamente para aclararme lo que yo creía que sentía.
Rodearte de personas sencillas que aman el vino, es obvio que ayuda y he tenido esta suerte.
Intente ir a eventos, charlas y catas de vinos, pero tengo que decir que todavía me aburren de forma exagerada. Quizás por su trato formal y técnico, que, junto a una falta de frescura, que si tienen en cambio los vinos que me gustan, me hicieron abandonar este camino.
Tenemos mucha suerte encontrar en España vinos económicos, demasiados baratos diría yo, que se pueden beber interesantemente. Esto me ayudo a animar a mis amigos a que intentaran beber vino y cambiar la cita con una amiga en un escampado por una pizza, un chino o hamburguesa junto a una copa de vino. El éxito después de ello estaba asegurado. Es este uno de los ejemplos en los que el vino me ayudo en mi vida diaria, esa liturgia, no excesiva, su protocolo comedido y buscar el momento para compartirlo me ha convertido en el rey entre mis amigos/as.
No se cómo se puede motivar el consumo moderado del vino entre los jóvenes, pero algo falla. Es por eso que, por favor, hacer algo al respecto porque beber vino solo es muy aburrido.
Para terminar y no hacerme pesado, decir que me gustan los vinos jóvenes, alegres, ricos y fáciles de beber, pero esto no significan que sean sencillos.
Gracias a todos los que se hicieron culpable para que me hiciera amante de este maravilloso mundo que es el vino.
Firma uno de los muchos jóvenes que queremos tomar vinos.