Su nombre proviene del latín bovale, que significa buey, debido al gran tamaño de sus granos. Se considera originaria de la zona de Utiel Requena. Es, por tanto, una variedad autóctona española que se planta principalmente en la Comunidad Valenciana y Castilla la Mancha, siendo la segunda variedad tinta en importancia en España por hectáreas plantadas, después de la Tempranillo.
Durante muchos años fue una variedad muy utilizada para aportar color a otros vinos de más baja intensidad cromática hasta llegar a ser lo que es hoy, emblema de denominaciones de origen como Utiel-Requena, Manchuela o Ribera del Júcar.
Entre sus principales características encontramos que se manifiestan de forma erguida, de gran tamaño y sarmientos gruesos. Sus racimos y bayas son muy grandes y compactos. Su hollejo es muy grueso. Es por ello que para producir vinos de calidad, es fundamental controlar el rendimiento por planta por lo que su poda es fundamental.
Variedad muy resistente a la sequia, por su resistencia y adaptabilidad muy deseada para los cultivos de viticultura ecológica.
Es una variedad que produce grandes rosados y buenos vinos de crianza. Vinos de muy buena capa e intensidad, mucho tanino y acidez media muy interesante. Destacan sus aromas herbáceos, fruta roja y toques minerales con una boca muy compleja.
Sus vinos finos, elegantes, suaves pero largos, combinan muy bien con platos de carnes rojas o de caza y para los vinos rosados de Bobal el arroz Cardoso es siempre una combinación perfecta.
Y como digo siempre… si te gustara probar algunos buenos vinos de Bobal, aquí te dejo algunas referencias que te llamaran la atención: Mikaela, El reflejo de Mikaela, El tranco del Lobo, Madame Bobalú y Bobal Negro.